Luego de una larga agonía, que incluyó distintos vaivenes políticos y sindicales, la aerolínea de bandera italiana Alitalia ha cerrado finalmente sus operaciones. Con un déficit que derivó en una deuda impagable y la bancarrota, situación que se convirtió en irreversible como consecuencia de la pandemia, la compañía no logró arreglar sus cuentas de modo tal de mantenerse a flote.
A diferencia de lo sucedido en otros países europeos, en los que los gobiernos intervinieron fuertemente para prevenir el quiebre de sus empresas aerocomerciales emblema, el estado italiano decidió quedarse al margen del conflicto económico y judicial en el que quedó envuelta Alitalia.
Más de 10.000 millones de euros de inversión pública
Los gremios hicieron oír sus voces con manifestaciones y pedidos de solidaridad, pero no lograron incidir en forma alguna para evitar la caída libre de la aerolínea. Una sociedad cansada del peso que Alitalia representaba para el estado y de la alta conflictividad de sus trabajadores que resultaba en un servicio deficiente, no se sintió interpelada por los reclamos desesperados de pilotos y tripulantes de cabina.
El gobierno ha fundado ITA Airways como nueva aerolínea de bandera italiana, con el compromiso de hacerse cargo de las rutas y activos de Alitalia de forma sostenible.